Cualquier viajero que haya estado en la India puede confirmarlo. Los indios son extremadamente curiosos. Sobre todo cuando se trata de occidentales. Uno los ve que lo observan divertidos y lo más asombroso es que sostienen la mirada. No se hacen los distraídos sino que lo miran a uno a los ojos y es uno el que baja la mirada.
Bien, la introducción es a cuento que cuando llegamos a la estación, ¡imagínensé! cuatro "sahibs" con una camilla de lona y un indio ciego y tullido en ella. ¡Se hicieron un festín hasta que llegó el tren! Además, no era un par el que miraba, sino que se fue juntando gente para ver el espectáculo y en un momento calculo yo más de veinte personas alrededor nuestro que nos miraba, sin decir nada. Pero les aseguro que tenían "una mirada activa". Wofgang intentaba echarlos al grito de "chelo! chelo!" pero era inútil.
Namasté.
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