sábado, 5 de julio de 2008

Calcutta 05 en el vagón de damas


Una vez subidos al tren estalló la furia de las mujeres que no concebían que cuatro occidentales y un indio subieran a su vagón. Además ignoro a qué casta pertenecía el paciente, pero imagino que no sería un brahman. Lo cierto es que decenas de mujeres enojadas nos decían cosas que por supueto no entendíamos. Mientras tanto, el pobre paciente en el piso estaba mudo. Él sí entendería. Wolgang no. Y comenzó a reprenderlas diciéndoles que era uno de ellos, que no habíamos subido por placer sino que lo transportábamos a su hogar y que necesitaba de cuidado, y empezó a señalar a las mujeres, comenzando por las más virulentas y preguntándoles si ellas se harían cargo de él. "¿¡Quién va a cuidar de este hombres?! ¿¡Usted!? ¿¡Usted!? ¿¡Usted!?" Y a medida que las señalaba, bajaban la mirada y callaban. IMPRESIONANTE. En un instante, sólo se escuchaba el vaivén del tren. Nada más. Una mujer, timidamente se levantó de su asiento y ofreció que pusiéramos allí al paciente. Así lo hicimos. El resto de viaje fue en silencio. Calculo yo que veinte minutos. Wolfgang había ganado.

1 comentario:

Clarita dijo...

qué buena anécdota!!
y el dibujo sigue siendo parte de un todo?

saludos!